miércoles, 2 de febrero de 2011

Mates y otras yerbas

Y me estoy tomando unos mates, queridos y queridas amantes de Hablaralto..Este espacio se congratula en recibir su presencia, su lectura. Y como colofón, por supuesto, su escritura, su comentario. Pero yo prefiero denominarlo, o redenominar: Impresiones. Sensaciones.

Estoy tomándome unos mates. La yerba mate del Uruguay. La yerba mate que en el Uruguay no existe, pero se toma. Es más innovador que la Coca-Cola. Porque en algún momento, por aquellos primeros años del siglo XX,  llegaba este refresco, por ejemplo, al Uurugay. Y así a este lugar, como a todos los demás a dónde llegó, desde el estado norteamericano de Atlanta, entaría de una forma muy poco corriente. Se descubría el poder de la imagen para reclamos publicitarios. La sociedad de aquel tiempo, la sociedad uruguaya, lo vería como otra entrada más, como el champagne, pero era algo como medicinal. De hecho, yo, en mis tiempos infantiles, cuando sufría extremados dolores de cabeza, y descoordinaciones estomacales, recurría a un vaso bien frío de Coca-Cola, junto con una aspirina, para calmar el dolor, el golpeteo infernal, cuando creía que la cabeza iba a reventárseme. Aunque, en el fondo, lo que me hacía mejor, antes de tomar el vaso, era ir al baño, y vomitar. Vomitar hasta la bilis. Sobre todo, la bilis. Entonces me sentía capacitado como para poder tomar el jarabe ese, esa mezcla, y luego, con un paño frío, bien mojado. Y con la persiana bien cerrada, ni un hilo de luz que me pudiese molestar, ponerme en la cama. Mi madre tuvo que repetir esta tarea cientos de veces, durante los años diez, once, de mi vida. Empezaba por la mala digestión de los alimentos. No podía salir a la calle, y si hacía sol, menos que menos.
Con el paso del tiempo, cuando tenía unos trece años, más o menos, comencé a tomar mate, con mis padres. Al principio, y recuerdo como si fuera hoy, el primer día, la primera noche que tomé, me desvelaba totalmente. Me pasé toda la noche sin dormir. Todavía me pasa. Y es que la mejor manera de que me haga el efecto deseado es poder tomar con calma, tranquilamente. Como envuelto en un ambiente poético, evocador. Abstraído de todo. O al revés, imbuido de todo, empapado de todo, a través de cada succión de yerba mate.

Siempre que me preguntan, aquí en Fene, qué es eso del mate, qué estoy tomando, siempre respondo que es como una especie de infusión. Pero más que nada, esta comparación me deviene insuficiente. Es mucho más que una infusión. Una infusión, tal como se conoce en Eurasia. Sin duda, tiene que, ver mucho más, con la interpretación y desarrollo cultural que reciben todas las plantas del mundo, cuando estas parten del lugar de origen. Alguien que esté acostumbrado al ritual del té, en cualquier parte de África, sabe lo que significa.
Tal vez aquí en Galicia, tendríamos la queimada. Pero no es una costumbre, no es un ritual diario, personal, o familiar, y finalmente, colectivo. Más bien, representa un recuerdo, una simulación del pasado, que se realiza en algún momento, alguna fiesta. He conocido algún amigo que sí gusta de realizarla, porque, como el mate, la queimada gusta de expresarse en conjunto. Así es más gustosa. Así adquiere su significación. Y es lo que se ha ido perdiendo, esa expresión colectiva, grupal. En cambio, en el Uuruguay, como en todos aquellos lugares en donde se toma, tiene todavía en su núcleo prinicipal, el de la contemporaneidad. Es un elemento primitivo, que tiene su manifestación y su relevancia diaria, en la sociedad uruguaya de nuestro tiempo, como en el de mis abuelos. La Coca- Cola, para mis antiguos, fue algo que vino de afuera, cuando el mate era algo de adentro. No les fue fácil, a los empresarios, introducir el producto. Por esto, decía al principio, la yerba mate es más innovadora, en cuanto a su extensión mundial: con la llegada de muchas personas uruguayas a Eurasia, por ejemplo, se ha introducido el consumo de yerba mate. Sin necesidad de publicitar. Simplemente con la importación de aquellos productos que traen las gentes y sus costumbres. Como alguna vez, en nuestros países, llegaran elementos propios de cada colectivo. Es por esta razón, que se producen los cambios, las introducciones. Para  efectuarla de otro modo, hay que recurrir al convencimiento, a lo que se conoce como reclamo publicitario. Esta es una diferencia en la que convendrá fijarse.