jueves, 9 de diciembre de 2010

" El Padrino y la Madrina "

He descubierto, queridos y queridas amantes de Hablaralto, un error del que no puedo pasar por encima: ya no un error gramatical, de lo menos importante, al caso. Ya no un error de impresión, de edición, sino un olvido imperdonable. Se trata de la omisión, durante la publicación del número titulado " Esta noche: Versión Original Subtitulada" de eso mismo: ¡de un título!
¿ Se puede ser más desconsiderado? No, pensarán conmigo. Por eso, lo menos que uno puede hacer es reparar el descuido, la falta de tacto, con este otro número, que se titulará " El Padrino". Y pensarán que estoy sacando letras y números, notas, a partir de mis propios fallos. Y tendrán mucha razón, se la doy. Pero, desde luego, no puedo dedicarme a imprimir solamente aquellas situaciones que me lleven a una posición más alta desde lugares únicamente privilegiados. Sino al contrario: creo que mi tarea mayor es encontrar el vuelo desde lo más abajo, cuando estoy más abajo. Puede parecerles una contradicción, y de hecho puede serlo. Para mí es vital, es necesario. Imprescindible.
Me había faltado enumerar el título de Ahijado, al que le tengo mucho cariño y orgullo. También soy Padrino.
Este sí lo incluí, anteriormente. Y también estoy muy orgulloso. Siempre he sido nombrado como Padrino. Igualmente, siempre he nombrado a mi Padrino y a mi Madrina. Ahora, desde hace no muchos años, tengo y siento su presencia mucho más cercana, incluso ahora vivimos en el mismo país, diferencia que antes no es que nos separara, pero sí  dificultaba la comunicación,la dilataba. Hoy, por suerte, y gracias a las personas que encarnan esos títulos, lo digo con el pecho hinchado. Y además, quienes comparten su vida con ambas personalidades de mi vida sentimental, son consideradas y sentidas por mí también como Padrinos y Madrinas: son sus compañeros  y compañeras sentimentales, sus maridos y mujeres. Por lo que, por tanto, tengo no sólo un Padrino y una Madrina, sino dos Padrinos y dos Madrinas, sin ánimo de ofender a sus titulares oficiales, si se puede decir así. Pero creo y sé que no, que no se van a ofender, sino alegrar.

Yo no he podido conocer a gran parte de mi familia. Tampoco he podido conocer mucho a mis abuelos, ni abuelas, no demasiado, y en el caso del padre y la madre de mi madre, habían fallecido cuando yo no había nacido aún. Por eso,contemplar a mi hija y ver que puede o ha podido disfrutar de sus abuelos y abuelas, me hace feliz. Igual que poderles contar esto, no sólo por poder escribir más o menos, o en este espacio, o desde una libreta, que a lo mejor no ve la luz pública, sino porque me siento capaz de reconocer ese sentimiento. Eso es, sin duda, no lo olvidemos nunca, lo más importante de la comunicación..La verdad.