jueves, 9 de diciembre de 2010

El Resultado

Hemos llegado al número diez. No está mal. Es un número bueno. Es un número fetiche. He jugado al fútbol con ese número. Ese número es el de Maradona, por ejemplo. Pero el número es lo de menos. Lo que hay que tener es una buena técnica. Pero no es suficiente. Hacen falta muchas características, todas juntas, para sobresalir en algo; o no ya para sobresalir, sino solo para salir. Y es que yo también llamo sobresalir a lo que sería abandonar el camino que se supone trazado de antemano. Como el nombre del grupo coruñés, Fracasados de Antemano. Bueno, para un grupo musical, no es muy buen augurio. Pero igual tomándoselo así, se encuentran en una comodidad que les ayuda a componer. Las composiciones son armas de doble filo. Cuando se está en una situación difícil, las composiciones se disipan, se van, disparan hacia otra punta. Son esos momentos en los que se tiene que decidir continuar hacia delante con el plan, o dejarlo todo en una suspensión angustiosa, que es peor que la muerte, creo yo, aunque no, peor o más completo que la muerte no hay nada, salvo la vida entera.
Pero este número también es el número por el que transitamos ahora mismo. Parezco una de esas figuras que te adivinan la fortuna, la suerte, a partir de ciertas fechas. Bueno, yo nací el veintiocho de julio de mil novecientos setenta y seis, y no creo en nada en particular, pero ese número me da que pensar. Más, cuando se conoce al poseedor de tal combinación.
O sea que este fue el año del medio izquierdo, del media punta también, si hablamos en términos futboleros.
Tengo muchos temas en la cabeza. Tengo muchos temas abstractos, pero todavía no ha surgido algo que pueda encontrar como luz. Yo creo que es cosa de salir por ahí, respirar aire fresco. Quizás dentro de un tiempo aparezcamos menos, quién sabe; siempre viví en ese estado como de desaparición, como cuando se apaga la bruja porque mi madre la ha mandado a freir espárragos con sólo un movimiento del dedo sobre el botón del mando a distancia. Entonces, yo aquí estoy viviendo una situación de transición. Pero de transición hacia dónde, o de qué manera, no lo sé. Sé que tengo que hacer que la vida transcurra a cada instante. Tengo que sentir y seguir viviendo. Cosa dificile, verdad amigos y amigas de Hablaralto. Todavía no les había dado la bienvenida, durante este número, me refiero. Todavía no han venido, de hecho. Por eso, es una buena manera, este número diez, de recopilar las sensaciones que se han ido dando desde ese día inicial, que si no me equivoco, que seguramente sí, ocurrió un tres o cuatro de diciembre. Por lo que me he puesto a la par del mes en cantidad de notas, a uno al día. Habiendo días, como hoy, en que he podido elaborar dos, uno por la mañana, y otro, éste, por la noche, noche del once de diciembre ya. Pero claro, me han pasado tantas cosas desde entonces, y todo, creo, influido por la creación de este espacio. Aunque no puedo dejar de contar con todas las circunstancias que me han traído hasta aquí. Por otra parte, voy a empezar también a escribir de otro modo. Voy a probar a escribir canciones. Por qué no.. Este es un lugar en el que me encuentro.. Está claro que no podré estar escribiendo y componiendo al mismo tiempo. Mi instrumento principal es el tambor. Y con un tambor no se puede componer, dirán ustedes. Bueno, yo creo que sí. Por eso me arriesgo. No tengo nada que perder. O tengo todo que perder. Por eso mismo. Es algo que se empieza a dominar a medida que se le abraza. Como al balón. Mi padre siempre decía eso. La pelota hay que quererla como a una novia. Quiero hacer algo que a lo mejor dentro de un tiempo me lleve a  la miseria, o a la ruina psicológica, tal vez. Ese es el estado. Pero todo puede ser sugestión. Todo depende del cristal conque se mire. Ahora, las cuentas cantarán. Yo intentaré cantar, tocar, pero si las cuentas no cantan, todo marchará al muere. Así que espero que a través de este espacio, algo o alguien me ayude a poder ir hacia adelante, que es nuestra natural forma de marchar hacia el futuro.