miércoles, 15 de diciembre de 2010

Realidad Cruda, por favor..

Estamos siempre pensando qué haremos. Podemos pasarnos toda una vida pensando qué haremos..A veces, tenemos tiempo para pensar. Otras, no tanto.
Hoy conocimos la historia de un obrero, un tipo raro, dicen unos, un tipo normal, otros.
Un tipo que mata a tiros a sus jefes, porque lo echaron, porque le pagaron con talón sin fondos. En esta España,  en la que hasta hace poco jugábamos la Champions, según el presidente. Aún seguimos jugándola. Pero siempre aparecen historias, historias que no se buscan, historias que vienen solitas, desde el fondo del subsuelo social. Podemos sentirnos orgullosos de la sanidad que tenemos.. Bueno, lástima del tiempo que hay que esperar, para que te abran la panza, y poder quedarte en la sala de un quirófano..Cuánta gente hay que quiere morirse así. Como el cantaor..Entre el cantaor y el albañil hay una diferencia de protagonismo. Sin embargo, me siento mucho más al lado de la muerte del albañil, porque al cantaor lo entierran en un teatro, porque lo retransmiten por la televisión, y parece más reality show que los de Telecinco. Por cierto, que toda esa gente ronda las mismas bambalinas: todo se dirime en una rayita, o dos, da igual que hablemos del artista del siglo, como de la dama de la basura, como le llaman. Ojalá fuera telebasura. Ojalá fuera la basura la principal fuente de trabajo de una emisora. Hablaríamos del reciclaje, o veríamos también cómo viven muchas familias, en el mundo, de la basura. En Italia estalla la capital, en Grecia estalla Atenas, estallan todos los países europeos, movidos por la crisis. Aquí, en España, un obrero llega a matar con una escopeta, como hace muchos años, quizás siglo atrás. Pero los obreros y obreras siempre fuimos el último orejón del tarro. Entonces, casi a veces no hay derecho ni a quejarse. No vale la pena. Como dicen los informativos, nacionales, oficiales, la gente ya no está acostumbrada a resignarse, a comerse las frustraciones..Digamos que mejor sería decir que las frustraciones las convirtieron en casita en la playa, o en chalet, o en piso a pagar para toda una vida, y llega un momento que te ves a merced completamente de Instituciones, de estamentos, o de corporaciones, que controlan tu vida, el día a día de tu vida. Eso pasa en la mayoría de los habitantes de este país. Están a merced de cualquier cosa. Están a merced por cualquier cosa. Por un coche mejor, por unas vacaciones, por una casa mejor, por una vida mejor. Pero lo difícil que es tener una vida, como para tener que luchar por una vida mejor. Eso lo saben los emigrantes. Lo sabemos. Sabemos que no vale la pena salir de ningún sitio para llegar a ningún otro lugar. Como mucho, lo único que vale la pena es convertirse en un gitano, en un nómada, en un tuareg, en un don nadie, porque si puedes tener aire para respirar, ya es demasiado. Conseguir un hueco por donde meterse, uno solo, porque ya no hay para dos, ni para tres, no hay para nadie. Cada cual está obligado a buscarse salida propia. Tu familia ya no te puede ayudar, tus amigos y amigas ya no están en la situación, porque todos están igual. Y siempre, siempre, toca al subsuelo de la sociedad, clases bajas, gentes con pocos recursos económicos, clase obrera. Aquí y en la China.
Una compañera uruguaya ha publicado en Facebook una nota donde se revelaba que un tanto por ciento de universitarios y universitarias españoles emigran, a día de hoy, a la Argentina, o Brasil, países del Cono Sur, en definitiva. Venía a poner en rechazo la actitud de una parte de la sociedad española ante la acogida de inmigrantes. Pero esta compañera no reflexiona, no va más allá. América ha sido, desde la cuna de las civilizaciones, el refugio a donde llegaron desde el Oriente, incluso desde el Occidente, lo que hoy es la zona asiática del Pacífico. Y desde el Oriente, llegaron de Europa, de Eurasia. Es un continente vastísimo, a donde se llega muy fácilmente, con lugares a escoger. En cambio, esta zona euroasiática, es muy reducida, los Estados taponan todo movimiento, a pesar de que ahora uno se pueda llamar comunitario, y entonces sí, pero no hay prácticamente nadie que se traslade así como así, salvo por dificultades económicas, y en ese marco, nos encontramos en otro país, otras lenguas, y con todas las de perder. Como dijimos en alguna ocasión, tampoco les brindaron mucho a los inmigrantes europeos, asiáticos, árabes, de muchas regiones y nacionalidades, cuando llegaban en barcos, hacinados, llenos de piojos, y los metían en un centro de internamiento. También exigían, en algún determinado momento, y cuando se les interesaba, papeles para poder entrar. Existe una mítica libertaria, en cuanto a que en América todo el mundo podía llegar y embarcarse. Si era así, no era por otra razón que la de servir de número a una causa, de la misma manera que hoy se reclutan soldados y soldadas en todo el mundo, para llegar a un cierto número de vidas, contingentes, mano de obra para la guerra, para el negocio de la guerra, para el negocio que se defiende cuando se guerrea.