miércoles, 15 de diciembre de 2010

Reportes

Y llega un momento en que uno no obtiene nada por esta nota, por esta noticia. Porque ahora el que paga es el que transmite. Cuando tendría que ser al revés. Aquí hay fórmulas por las que interesa prestar atención. Pero no es tampoco nuestro mayor esfuerzo. La realidad, esa capa, es que uno está escribiendo sobre las dificultades que pasa para crecer en una vida, mientras tiene que pagar el sitio, o la conexión a todos los espacios a los que tiene derecho. La luz, también, porque la luz no puede faltar, aparte del teléfono. Y en eso, esta nueva realidad también se ve. Por una parte, toda la situación crítica, en la Península Ibérica, viene muy bien, para darnos cuenta de que, por ejemplo, había muchas maneras de entrar en Internet. Puedes tomarlo de la calle, el wifi. También puedes tomarlo de la biblioteca. Pero si, como hay mucha gente, pagas una cuota, estás dando un dinero por poder informarte, o por poder formarte. Porque se ve que la mayoría de la gente que se había dado de alta hace dos, tres años atrás, hoy se da de baja, porque lo primero que hay que pagar, a lo que hay que hacer frente, es a la letra de la vivienda, y eso ahora que no se tiene empleo, es lo más importante, y no hay dinero para pagar mucho más. Ya nos han metido tanto en la cabeza lo de la sociedad de la comunicación, sociedad de la información., aunque sea información nuestra, información casera, que nos hemos convertido en las generaciones que consumimos información, a un precio bastante rentable para las compañías industriales que organizan la trama.
Cuando, ya les digo, queridos y queridas lectoras, amantes de Hablaralto, tendría que ser al revés. Tendrían que pagarnos por tomarnos el trabajo de buscar, de investigar, de recurrir a nuestras redes sociales, para intentar mejorar el mundo, a partir de nuestro entorno. Por eso, yo también aprovecho estos primeros meses como abonado a una compañía de servicios multimedia, mientras puedo. Quizá el año que está por venir tenga que volver a las bibliotecas, cosa que no me dolerá en prenda, porque siempre estuve muy orgulloso de poder y saber hacerlo de ese modo. Tal vez impulsado por mi permanente situación de crisis; como no imagino de otra manera, la de un hombre apenas, la de un hijo de estas generaciones, que buscando aquel rinconcito donde poder respirar, vaga por el mercado laboral, saliendo y entrando en empresas tan fácilmente como la ley le permite. Siempre hay que estar del lado de la ley. Para eso se crean. Pero casi todo el país ha vivido al margen de la ley, en estos últimos años. De las leyes laborales, de las leyes de mercado. De las leyes de la vida. Si me dan algo que no me gusta, cumplo contrato y adiós muy buenas. Que eso me reporta una vida jodida?  pues tendré que buscarme las habichuelas como sea. En este país existe el paro para algo, hay que saberlo aprovechar, hay que mirar hacia el futuro y lanzarse de cabeza. Por fín nos dan la oportunidad de vivir nuestra realidad, no la que nos quieren contar, eso es muy importante, más importante que nada, más importante que ser un país competitivo, porque la competencia te lleva al bucle del mercantilismo, de ser mejor por lo que hago para comer. Hay que ser mejor por lo que hago para ser mejor, comer es algo que ya hacían las primeras generaciones de nuestra especie, no es nada de lo que debamos sentirnos con tanta vanidad. Se puede comer o no comer. Por no comer no vamos a estar viviendo en un país más atrasado, simplemente, vivimos la realidad más directa y vital. Es así, queridos amigos y amigas de Hablaralto. Hasta la próxima, querida audiencia.