martes, 7 de diciembre de 2010

Hoy Presentamos: "Nuenué"

Salir caminando por esta Galicia, un día como hoy, en que el Sol ha salido, luego de una noche de lluvia, luego de unas semanas en que toda España ha estado convulsionada, en lo que a climatología se refiere. Toda Europa, toda Eurasia, y casi todo el Mundo: es una delicia maravillosa. Hemos vuelto a conocer el mundo. Nuestro mundo. Nuestro verde, brillante cuando tiene el abrazo del agua, crecido en pocas horas.
Hay quienes echan la culpa al Haarp, de los desastres mundiales. Mirando el otro día una película muy interesante, un amigo gallego me decía: alguien tiene que pararle los pies a los americanos..Con los americanos, quería reconocer al Estado Unido, a los Estados Unidos de Norteamérica. Pero habría que puntualizarlo, a este comentario: sí, pero no toda su gente, no toda su ciudadanía. Sino que al Estado Militar, Político. Por lo que hoy se puede conocer, de las relaciones internacionales, no se puede culpar al total de la población de los actos políticos. Igual que no se pudo culpar a toda la sociedad de un tiempo y un espacio de algo que hayan hecho sus mandatarios. Esto es claro. No obstante, estamos descubriendo día a día, que todo lo que podamos hacer al respecto, no cae en saco roto. Y de esto hablaba la película, película estadounidense, por supuesto. Porque si no ¿quiénes podrían habernos contado mejor esas epopeyas, que sus mismos protagonistas ? Esa es la dinámica heroica, es la desgracia de la humanidad que no represente esa heroicidad, que no la encarne. Porque todos los pueblos tienen derecho y necesidad de ejercer y representar lo épico de la existencia. Por esto, más que por las necesidades materiales o de subsistencia, es a lo que aspiran todas las naciones. Porque incluso las penurias económicas, las travesías desastrosamente humanas de quienes las protagonizan, alzan a quienes la viven a la categoría de ideal mítico eterno.
Así nos lo ha sabido hacer entender Homero, por ejemplo, en su Ilíada: la guerra elevaba la categoría del ser humano, era el fin más poderoso para  alcanzar esa elevación histórica, social, existencial, que ansía cada pueblo, cuando empieza su reconocimiento como tal, su expansión. Su imperialismo, dicho en palabras cuasi modernas. Hay pueblos que no llegan ni a eso, ni a pueblos, porque viven las apreturas de otros pueblos, ya instalados, ya mayores como para emprender la caza y captura de toda riqueza externa, para alimentar sus fuentes históricas y codificables en un futuro, por otros pueblos ansiosos, o angustiados, o también acuciados por la situación. No es casualidad, aunque es seductor el acto del azar, para esta ocasión, situarnos en un terreno en el que se ha tenido que ganar la batalla a pulso, la batalla de la tierra, como en todo tiempo, pero en el caso de nuestro protagonista, queridos lectores y lectoras, nuestro Gran Protagonista, se ha producido no hace más de doscientos años atrás. Por lo tanto, este Pueblo Protagonista está viviendo su Epopeya Particular, Histórica y Razonable, a todo capítulo humano.
De este modo, no nos  resulta para nada impresionante el hecho de que este espacio, por ejemplo, haya sido habilitado por una corporación  o tela de araña de corporaciones provenientes del Escenario Principal, donde se desarrolla la Acción, donde se organiza la Trama; a donde se vuelve después de una visión caleidoscópica ofrecida por la cinta dirigida por la dirección imaginaria que seremos quienes hayamos entendido y leído esta puesta en escena. Quizás esa sea la causa última: poder convertirnos en directores, directoras, productoras de nuestra historia, de historias de todos los colores, de todos los olores y sabores, de todas las costuras y metales, de todos los sonidos y calidades. Para mostrar nuestras obras más allá de donde imaginaríamos nunca. En un cine de un poblado africano, por ejemplo, en donde la pantalla se hallase en un templo circular y con gradas, al estilo de un teatro griego, pero cerrado con una cúpula, como una cúpula bizantina. Todo de un blaco reluciente y misterioso, todo presentado y auspiciado por el nuevo o nueva chamana de la tribu: la que o el que programa la película. Nuenué, se llamaría, por aquello de que no sabríamos si es hombre o mujer. Así que usa las dos iniciales sílabas de las palabras "nueva" y "nuevo". Nuenué. La película y quien la programa.